En principio, y sin
abandonar las precauciones higiénicas elementales, no hay peligro de contagio
por contacto con la “orina”.
Incluso los afectados
por infecciones urinarias como la cistitis pueden
seguir manteniendo con toda tranquilidad relaciones sexuales,
ya que las bacterias que lo originan habitualmente –Escherichia coli, Proteus, Klebsiella y los enterococos–
tienen otras vías de entrada.
Hay, no obstante, una excepción importante: “En las tuberculosis
urinarias activas, el causante de la enfermedad, el bacilo de Koch, se elimina
por la orina”, explica
Juan Carlos Ramírez Fernández, del Hospital Ruber Internacional de Madrid. Por
eso, conviene desinfectar los sanitarios con algún producto de limpieza después
de que un enfermo los haya utilizado.
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