Una nueva investigación de la Universidad de
Cornell (EEUU) detalla, en un artículo publicado en la revista Psychological
Science, el motivo por el que nuestros ojos se abren cuando tenemos miedo y por qué se estrechan o cierran cuando algo nos enfada.
Ambas expresiones faciales, opuestas entre sí, se basan en las respuestas
emocionales de nuestros ojos ante distintas situaciones. Cuando nuestros ojos
se abren más de lo normal, como cuando tenemos miedo o sentimos que estamos en
peligro, responde a que nuestro
campo visual se amplía y también nuestra sensibilidad ocular;
éste cambio lo realizan los ojos para identificar el peligro que nos rodea, como
un mecanismo de defensa.
Por el contrario, cuando nuestros ojos se
estrechan, como cuando estamos discutiendo o enfadados por algo, nuestros
ojos bloquean la luz y enfocan un punto que determina el origen de nuestro descontento.
Los investigadores afirman que ambas reacciones han surgido de la adaptación a los estímulos de
nuestro entorno y
no como señales de comunicación social, lo que conllevaría que las emociones
son las que desencadenan estas expresiones faciales que lo que hacen es
aprovecharse de las propiedades útiles de la luz dependiendo de la situación.
Así, las emociones “configurarían” lo que vemos antes de que se produzca la
codificación visual por parte del cerebro.
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